martes, 22 de diciembre de 2009

Viaje al Atlas. Diciembre 2009

Ésta pasada semana, continuando yo con mi semi-forzosa ociosidad y Melchor con sus vacaciones, decidimos escaparnos al Atlas. El sábado, Melchor preguntó que hacíamos ésta semana y el martes volábamos a Marrakech. En ésta entrada, los títulos de los días son el link para las fotos de ese día.

Día 0
Éste día o conjunto de días, previo al viaje, es esencial para cualquier viaje fuera de Europa. ¿Qué me pongo? ¿Me hace juego ésto con el piolet? ¿Va a hacer frío? Tenemos que pensar qué cosas no vamos a poder encontrar allí y qué nos gustaría tener solucionado antes de partir. Todo resultó más fácil de lo esperado. En la guía de Desnivel aparece un correo electrónico de contacto con el refugio. Hassan nos contestó confirmando nuestra reserva y ofreciéndose a encargarse él de contratar nuestro transporte y las mulas, así como del hospedaje en su casa una noche. El transporte era un poco más caro que el precio de la guía, pero en conjunto, el trato nos pareció justo.

Trás el correspondiente madrugón y viaje en coche a Barcelona, volamos a Marrakech. Allí nos tenía que esperar un taxista con un letrero con mi nombre, como a la gente guapa. Nuestra llegada coincidió con la de los peregrinos que volvían de la Meca, por lo que había un gran revuelo en el aeropuerto. Llamamos a Hassan y no contesta, entre peregrinos y sellado de pasaporte ha pasado ya casi una hora de la cita y sin rastro del taxista. Hassan nos llama por teléfono, le decimos donde estamos y en breves aparece Ibrahim, que nos traslada a Imlil. Luego, paseo hasta la barriada de Aremd (1.9oo m), a casa de Hassam, las mochilas van en mula.

A las 10 de la mañana, tras un generoso desayuno, partimos en dirección al refugio no sin antes cargar a Talesa (nuestra mula bereber). El inicio del camino es el pedregoso y amplio cauce
del rio Aït Mizane, que nosotros seguimos más de la cuenta. Después una pista nos lleva al santuario de Sidi Chamharauch (2.310 m). Por su derecha, el camino gana altura y entra en el valle. Poco a poco, ganamos altura mientras lo recorremos, encontrándonos con la insólita 'Taberna de Omar', un puesto de té y coca-cola a 2.800 metros. Pasado éste punto, el refugio aparece pronto, con más forma de castillo que de refugio de montaña. De los dos existentes, nosotros dormimos en el Refugio Toubkal (3.207 m), antes Louis Neltner, perteneciente al C.A.F.
La anécdota del día la protagonizó el antiguo guardia del refugio, un hombre que cree tener 97 años. Por la mañana, en casa de Hassan, hizo la bandera de forma horizontal sobre la mesa y nos mostró su antiguo carné del CAF, de al menos 50 años.

Día 3: Toubkal
A las 7.30 am estamos caminando, hace un día muy soleado y hay huella de la gente que ha subido los días anteriores. Como ya nos había comentado Hassan antes de partir, la montaña está muy escasa de nieve. La ascensión es bastante fácil y la altura no nos origina ningún problema. El camino es una amplia canal, visible desde el refugio, que sube hasta el collado sur, el Tizi n'Toubkal (3.971 m). Después se gira a la izquierda y en breve se llega al Toubkal (4.167 m), máxima altura del Magreb. La cumbre ofrece unas vistas de contrastes, a un lado el Atlas, al otro, el Anti-Atlas y el inicio del desierto. De regreso al collado nos dirigimos a la derecha para ascender también el Toubkal Oeste (4.030 m).

Si pinchas aquí accedes al track del gps de éste día.


Durante la noche sopló un fuerte aire. Por la mañana, nuestros nocturnos presagios se habían cumplido. Amaneció bastante cubierto, aunque no lo suficiente como para tener que quedarnos en el refugio. El camino al Ras y al Timesguida consiste en seguir el valle en el que nos encontramos hasta el final y a 100 metros del collado, girar a la derecha. Al poco de salir comenzó a nevar, aunque la temperatura era bastante alta, la ropa de abrigo continuaba en la mochila. Tras subir unas palas de nieve a la derecha del collado, sin llegar a éste, alcanzamos la arista este del Ras y el final de nuestro intento (3.840 m). Por delante de nosotros tenemos 50 metros de rocas mojadas y resbaladizas, lo que seco o con nieve hubiese resultado un fácil paseo nos pareció peligroso en esas condiciones. Hay que saber perder (o ganar). Regresamos al collado, Tizi n'Ouagane (3.750 m) y tras comprobar que no tenemos otro camino alternativo, sin visibilidad ni material, regresamos al refugio. El tiempo cambia muy rápido en la montaña, durante varias horas luce con fuerza el sol, después se vuelve a cubrir.


Dias 5, 6 y 7: Bajada y turismo en Marrakech.
Antes de bajar a Imlil queriamos subir al Akioud, por lo que habíamos quedado a las 14.00 horas con las mulas en el refugio. El día amanece peor que el anterior, por lo que decidimos no salir. Intentamos adelantar nuestra bajada pero no pudimos contactar con Hassan. Finalmente, Hussein, guarda del refugio, llamó por teléfono y lo arregló. A las 12.30 comienza nuestra bajada. En Imlil nos esperaba Ibrahim, que nos lleva a Marrakech. En la ciudad hicimos lo de todos: cenar en la plaza Jamaa el Fna, visitar monumentos y comprar algo en el zoco. En el viaje de regreso nos ocasionó más nervios el caos del aerpuerto de Marraketch que el temporal que suspendió múltiples vuelos, pero que fue benigno con nosotros.

Las experiencias vividas en un viaje como éste son muy distintas a las que he experimentado en el Pirineo o en los Alpes. Aunque elegimos rutas sencillas, éstas montañas tienen una importante carga cultural. Contratar una mula, encontrar un puesto de té a 2.800 metros o que al preguntar el tiempo en el refugio el guarda te conteste que mañana hará el tiempo que Ala quiera son cosas a las que no estamos acostumbrados. Yo he disfrutado mucho, tanto por el sitio como por haberlo compartido con Melchor.

Actividad realizada por Melchor y Kike, del 15 al 21 de Diciembre de 2009.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Garmo Negro


Éste sábado, para continuar con el inicio de la temporada de esquí, subimos al Garmo Negro (3.051 m). Roberto, Melchor y Ángel subieron andando. Isabel, Félix y yo fuimos con los esquís. Como os podéis imaginar no fuimos los únicos a los que se nos ocurrió esa idea. Yendo varios tramos en fila india, o fila de huella.

Saliendo desde el Balneario de Panticosa (1.630 m), la subida comienza echándose las tablas a la espalda para superar el bosque. Al salir de éste, nos calzamos lo esquís y giramos a la derecha para ganar la Mallata Alta de las Argualas (2.215 m). Desde aquí se ve clara la canal de subida, enfrente nuestro. Nos acercamos a ella a media ladera, procurando no perder altura. Aquí se separan de nosotros Roberto, Melchor y Ángel, que suben por la canal que cae del Collado de Pondiellos. Más tarde harán la travesía hasta el Collado de las Argualas, donde nos juntaremos.

Nosotros proseguimos por el Barranco de Argualas. Al inicio la nieve está bastante dura, pero poco a poco va mejorando, siendo muy buena en la parte superior del barranco. Desde la cabecera, giramos a la derecha para después encarar la pala que nos sube al collado (2.860 m), donde nos juntamos con nuestros compañeros.

La pala de la cima, a pesar de su orientación sur, está especialmente dura. Félix y yo, como la mayoría de la gente, decidimos ponernos los crampones. Isabel sube con los esquís hasta la cima. Compartimos la cima con mucha gente, varios son los grupos que suben y bajan mientras estamos arriba.

En la bajada predomina la nieve dura, muy dura en la última pala. Aunque encontramos buena nieve en la pala del collado y en la parte alta del barranco. Si queréis ver las fotos pinchar aquí.


Actividad realizada por Félix, Isabel, Melchor, Roberto, Ángel y Kike

viernes, 11 de diciembre de 2009




"Sé tierra -dijo el maestro-. La tierra recibe las deyecciones de hombres y animales, y esto no le molesta. Muy al contrario, transforma las impurezas en abono y fertiliza el campo.
Sé agua -dijo el maestro-. El agua se limpia a sí misma, y limpia todo aquello que toca. Sé agua en torrente.
Sé fuego -dijo el maestro-. El fuego hace que la madera se transforme en luz y calor. Sé el fuego que quema y purifica.
Sé viento -dijo el maestro-. El viento esparce las simientes sobre la tierra, hace que el fuego arda con más vigor, empuja las nubes para que el agua caiga sobre todos los hombres.
Si tienes la paciencia de la tierra, la pureza del agua, la fuerza del fuego y la justicia del viento, entonces eres libre."

(Paulo Coelho)

Lo que no nos cuenta Coelho es que los elementos pueden interactuar de más maneras. El agua, por ejemplo, cuando es torrente, se mezcla con la tierra, y si las hadas lo permiten, excava en ella formando gorgas y barrancos por los que descendemos. Pero no, eso no nos vale: es invierno y hay que ser muy osado para intentarlo. Pero el agua, otras veces, se mezcla con el aire y cuando está frío, se transforma en nieve que cae sobre la tierra, permitiéndonos deslizarnos por las laderas de las montañas.

Con esa última intención, Ana y yo fuimos al Circo de Aneu para comenzar la temporada de esquí de travesía. Como ella era la primera vez que practicaba ésta modalidad nos propusimos unos objetivos sencillos. El miércoles ascendimos el Pico Canal Roya, siguiendo la gran cantidad de huellas de la gente que subió durante el puente. La nieve estaba totalmente transformada y muy dura, con un montón de bañeras. Como es una bajada sencilla no tuvimos ningún problema, aunque apenas se disfrutaba.

El jueves nos acercamos al refugio de Pombie, ya que el día anterior vimos que esa parte del circo tiene una orientación más soleada. Tras las zetas de la subida descendimos al refugio para comer a los pies de la muralla del Midi. A la bajada, en vez de descender por las zetas, había muchas piedras, nos tiramos directamente por la pala que hay justo debajo del collado. Esto resultó ser una opción mucho más divertida. Se puede seguir recto hasta la casa, no hay piedras y es lo bastante ancha como para hacer los giros como cada uno quiera. Si se va observando el camino no hace falta remar nada, ni quitarse los esquís, para pasar los barrancos. Aquí la nieve, lejos de ser polvo, estaba mucho mejor.

Actividad realizada por Ana y Kike.

martes, 8 de diciembre de 2009

After Six, Yosemite Valley












Pues sí, quien lo iba a decir, trepando en Yosemite. A mitad de semana recibí un mail de mi nuevo compi de trepadas, Chris Paris, diciendo que si quería ir el sábado a Yosemite. Primer pensamiento: guau!; segundo pensamiento: uff! jodeeeeeer, mucho tomate!; tercero: ¨Chris, el sábado a las 6 de la mañana en el Starbucks de Fresno¨. Y allá que fuimos.
Como tantas zonas de escalada, Yosemite de todo tiene, si bien es cierto que allí no abundan ni las vías equipadas ni los quintos grados. De hecho en América en general no abunda la escalada deportiva, casi todo es clásica, ¨trad climbing¨ como ellos dicen, incluso pocas veces te encuentras reuniones equipadas. La idea era hacer la After Six, y la Nutcracker, ambas de cinco largos y en el ¨Manure Pile Butress¨, 5.7 y 5.8 respectivamente y sin un solo ¨bolt¨ en las vías.
Al buscar la correspondencia entre grados del Yosemite Decimal System a nuestro sistema francés, encuentras al menos dos corrientes. En una de ellas hasta el 5.10b no se alcanza el 6a, mientras que con la otra el 5.9 sería ya un sexto grado. Mi modesta opinión se inclina hacia algo intermedio. Eso sí, ojo con pensar en ¨deportiva¨, aquí además de trepar hay que ir metiendo y sacando hierros… e ir pensando como asegurar el siguiente paso.
Así pues Chris, mi fotógrafa preferida y yo, estábamos ya a las 10 de la mañana en la base de la pared con hambre de comernos el granito. Pared modesta dentro de Yosemite, pero desde la cual y solo con girar la cabeza recuerdas perfectamente dónde estás: a la derecha la cara sudeste del Capitán y a la izquierda el Half Dome.
Tuvimos que esperar. Como antes dije, en Yosemite muchas vías de quinto no hay así que todos los modestos escaladores del valle se juntan en unas pocas vías por lo que suelen montarse colas…hasta en noviembre. Teníamos tres cordadas delante, dos cuarentones que abandonaron tras el primer largo dado que uno de ellos iba muy justito y otras dos cordadas de Berkeley que compartían hierros, por lo que hasta que no llegaba el cuarto no dejaba la reunión el primero para iniciar el siguiente largo. Iban desesperadamente lentos por lo tanto. Al poco de empezar ya sabíamos que no podríamos hacer la segunda de las vías programadas. Nos tuvimos que conformar con After Six, bonita vía de poca dificultad, buen granito aunque muy lavado en el primer largo y diversas variantes con las que subir la dificultad si es que uno quiere, o puede.
Primer largo: empieza Chris raudo y veloz, fisura estrechita de minidedos con una placa de granito siempre a la izquierda a modo de diedro, que obliga a contrapesar todo el rato, grado 5.7 muy mantenido, aunque ya al final afloja; a mí, como casi siempre, se me atascó un fisurero y cuando ya a la desesperada hice toda la fuerza del mundo para sacarlo, se me fue un pie y…Chris monta muy buenas reuniones, doy fe. Y más vale maña que fuerza. Eso sí, saqué la dichosa cuña de acero.
El segundo, el tercer y el cuarto largos los hice yo. De ellos, el primero es ciertamente fácil, algún pasito en 5.6 con buen canto al principio metiendo un par de seguros pero luego ya nada mas, pasos de 3º. Antes de empezar el tercero debemos esperar un buen rato a que salga el último de la ¨cordada de 4¨ por lo que comentamos la posibilidad de ir hacia uno de los lados para escalar en paralelo a ellos y tratar de adelantarlos; además enlazo el tercer y el cuarto largo, ambos mantenidos en 5.6, primero por una bonita fisura que se va abriendo hasta dejar meter casi medio cuerpo y luego placa tumbada sin canto, fricción pura.
El siguiente largo, el quinto, lo hacemos a ensamble por ser más asequible, salvo un pasito corto, y por volver a ganarles tiempo a los de delante. Aun así no logramos coger al primero y coincidimos con todos ellos en la última reunión. Por no esperar, Chris se decide a ir más hacia la izquierda de la vía para superar primero un diedro que cada vez se complicaba más y finalmente un techo, de largo lo más difícil de toda la vía, le dan 5.8. Justo al salir del mismo alcanzas el final y el lugar desde donde nace la senda de descenso. En 20 minutos comíamos junto al coche.
Vía técnicamente sencilla, sin excesiva verticalidad e ideal para mejorar la destreza con los hierros, aunque sí tiene algún pasito corto donde se ha de apretar sabiendo además que justo debajo no tienes precisamente una chapa reluciente. La mejor introducción para Yosemite Free Climbing.

Cabra Blanca, Vilanova de la Meia.

Éste domingo regresé a Vilanova, acompañado ésta vez de Isabel. La vía elegida para pasar el día fue Cabra Blanca (150m, 6a), vía justo a la derecha de Necronomicón.

L1 (25 m, V): Comienzo a escalar yo. Desde el suelo vemos un clavo bastante alto, es lo único que vemos, y me dirijo a él. Cuando por fin lo chapo, veo a su misma altura un buril unos 4 metros a la derecha. La vista del clavo me la ha jugado, pero la travesía hasta el buril es sencilla. Desde allí se escala por una placa con tendencia a la derecha, se chapa otro buril y más arriba hay un cordino en una sabina. La reunión se monta en una cómoda cornisa.

L2 (30 m, IV+): Se sale por la derecha de la placa para entrar por el sitio más sencillo al bosque. Se atraviesa éste con dirección a la izquierda y se monta la reunión a su salida.

L3 (20 m, IV): Largo sencillo sin mucho interés que nos deposita en la base de la placa. Hay que subir a una cornisa e ir por ella hacia la izquierda hasta la linea más cercana a Necronomicón. En los buriles de la reunión no caben los mosquetones normales. Nosotros lo solucionamos con cintas express, si se tienen subir mosquetones finos.

L4 (30 m, 6a): Excelente largo de placa, éste le tocaba a Isabel. Bastante más protegido que el resto de la vía. Largo vertical sobre buena roca. A mitad del mismo, hay un buril junto a una chapa. Hay que saltárselos y seguir recto para montar la reunión donde la pared se tumba.

L5 (40 m, IV+): Largo tumbado con algún paso suelto. Se empieza escalando recto para después girar a la izquierda, andando, y subir recto a la reunión desde un buril. Los últimos metros la roca es muy mala, afortunadamente hay un seguro cerca.

A excepción del último largo la roca es muy buena. La vía es menos mantenida que sus vecinas y los seguros está algo alejados. No obstante merece la pena, sobretodo por la belleza del cuarto largo y el puntito que le dan los alejes al primero.

Por otra parte, aprovecha la entrada para contar que hoy he escalado con Melchor el Espolón Central en las Paredes Negras. El primer largo lo ha escalado Melchor, montando la reunión debajo del techo. Después he seguido, tirando de las chapas por el techo. Mi primera intención era liberarlo (6b), pero creo que para ello hay que chapar un clavo a la derecha, que yo no chape, y saltarse los dos siguientes, que sí chape. Mientras intentaba el paso, me molestaba la cuerda y me cogí de las chapas. En dos largos más llegamos arriba y nos vamos a buscar el rapel.