miércoles, 28 de octubre de 2009

No tiene precio



Saco de dormir 140 €
Cuerda 105 €
Crampones 80 €
Friends y fisus 180 €

Hacer 1.000 metros de desnivel, con todo el equipo, para ir a dormir en la base de la cresta, llegar al anochecer y nevando, para descubrir que la Generalitat ha desmontado el refugio, no tiene precio.

Pues sí, el sábado Melchor y yo fuimos a La Vall de Boi con idea de hacer la cresta de los Besiberri. En esta fácil cresta, la cuerda solo es necesaria para rapelar en alguna brecha, yendo casi todo el rato andando, con algún paso de II y un único paso de III de 2 metros. A pesar de ello, como ya ha nevado y es posible que esté más difícil, decidimos subir también un poquito de material por si hay que proteger algún paso. A esto hay que añadirle que llevamos crampones y piolet, saco de dormir y esterilla, la comida de los dos días: vamos, mochilón. Parece más rentable dormir abajo (1.785 m) y hacer toda la actividad el día siguiente. Pero no, subimos a dormir al que según dos guías que tengo en casa es el refugio más alto del Pirineo, el refugio de Besiberri, en la Brecha Peyta a 2.765 m.

A partir de 2.400 metros hay continuidad en el manto nivoso, nieve blanda y profunda que retrasa mucho el ascenso. Como hemos salido muy tarde, bocata en Barruera incluido, llegamos a la brecha a las 19:30, justo cuando anochece. Sorpresa, el refugio no esta. Por eso no lo veíamos desde el ibón como dicen las guías. Estamos sobre la terraza artificial en la que se ubicaba, las nubes estan solo 20 metros encima nuestra y está comenzando a nevar. Decidimos bajar al ibón (2.500 m), al subir hemos visto varios vivacs a lo lejos, un par de ellos parecían bien cubiertos por bloques. Cuando los encontramos vemos que estan completamente mojados, no deja de nevar y decidimos ir al coche. El gps de Melchor es clave para encontrar la bajada de forma rápida en las zonas de bloques. Poco a poco, bajamos sin problemas, llegando al coche a las 23:00 horas.

El Hostal donde dormimos, con abuela en bata que no quiso dejarnos la llave de la calle cuando nos fuimos a cenar, y lo bien que nos trataron en el restaurante La Llebreta, daría para otra entrada en e blog.

Por supuesto, si uno busca el refugio en internet lo primero que aparece es que ya no existe, pero teniendo dos guías en casa no me preocupe de nada más.

Ésta imagen compensa el fin de semana. El verde se mezcla con el ocre, el bronce y el amarillo en el otoño del Vall de Boi.

Actividad no realizada por Melchor y Kike.

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