viernes, 11 de diciembre de 2009




"Sé tierra -dijo el maestro-. La tierra recibe las deyecciones de hombres y animales, y esto no le molesta. Muy al contrario, transforma las impurezas en abono y fertiliza el campo.
Sé agua -dijo el maestro-. El agua se limpia a sí misma, y limpia todo aquello que toca. Sé agua en torrente.
Sé fuego -dijo el maestro-. El fuego hace que la madera se transforme en luz y calor. Sé el fuego que quema y purifica.
Sé viento -dijo el maestro-. El viento esparce las simientes sobre la tierra, hace que el fuego arda con más vigor, empuja las nubes para que el agua caiga sobre todos los hombres.
Si tienes la paciencia de la tierra, la pureza del agua, la fuerza del fuego y la justicia del viento, entonces eres libre."

(Paulo Coelho)

Lo que no nos cuenta Coelho es que los elementos pueden interactuar de más maneras. El agua, por ejemplo, cuando es torrente, se mezcla con la tierra, y si las hadas lo permiten, excava en ella formando gorgas y barrancos por los que descendemos. Pero no, eso no nos vale: es invierno y hay que ser muy osado para intentarlo. Pero el agua, otras veces, se mezcla con el aire y cuando está frío, se transforma en nieve que cae sobre la tierra, permitiéndonos deslizarnos por las laderas de las montañas.

Con esa última intención, Ana y yo fuimos al Circo de Aneu para comenzar la temporada de esquí de travesía. Como ella era la primera vez que practicaba ésta modalidad nos propusimos unos objetivos sencillos. El miércoles ascendimos el Pico Canal Roya, siguiendo la gran cantidad de huellas de la gente que subió durante el puente. La nieve estaba totalmente transformada y muy dura, con un montón de bañeras. Como es una bajada sencilla no tuvimos ningún problema, aunque apenas se disfrutaba.

El jueves nos acercamos al refugio de Pombie, ya que el día anterior vimos que esa parte del circo tiene una orientación más soleada. Tras las zetas de la subida descendimos al refugio para comer a los pies de la muralla del Midi. A la bajada, en vez de descender por las zetas, había muchas piedras, nos tiramos directamente por la pala que hay justo debajo del collado. Esto resultó ser una opción mucho más divertida. Se puede seguir recto hasta la casa, no hay piedras y es lo bastante ancha como para hacer los giros como cada uno quiera. Si se va observando el camino no hace falta remar nada, ni quitarse los esquís, para pasar los barrancos. Aquí la nieve, lejos de ser polvo, estaba mucho mejor.

Actividad realizada por Ana y Kike.

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