Vacaciones de abril

Las vacaciones comenzaron con lluvia el miércoles por la tarde en los Pirineos, por lo que tenía dudas sobre las condiciones de la nieve para el jueves. Animado por una reseña, que marcaba 60º, fui con Javi I. al corredor del Gendarme de San Miguel, en el Moncayo. Allí llevaba varios días haciendo bueno. Una vez dentro comprobamos que se trata de una rampa de unos 45º, que empina un poquito más justo en el paso de la salida. Aunque en las fotos que Alvaro y Ana nos echaron desde la normal parezca otra cosa. Ésta es una forma muy recomendable de subir al Moncayo, sobre todo por la belleza del itinerario.

El viernes escapada a Riglos con Javi S. La vía elegida fue la José Antonio Sanz (240 m, 6b) al Melchor Frechín. La vía está bastante protegida y se pueden acerar los pasos más duros. A excepción de algún tramo, al repetirse bastante, discurre sobre buena roca. Aunque algún bolo falta por caerse, yo contribuí a ello. Yo escale de primero hasta la mitad y luego continuo Javi. Salen 7 largos, el 6º es el que más duro me pareció. No describo los largos porque no los recuerdo bien. Es fácil orientarse por la calidad de la roca y los paraboles. La vía está equipada para rapelar, pero se puede bajar andando por la Visera.

El sábado, Javi S. y yo, estuvimos en Agèr escalando El tercer hombre (270 m, 6a obligado). Muy buena vía generosamente equipada con buriles y spits. Aunque la roca es muy buena no es del nada recomendable meterse con otra cordada por arriba (nunca lo es), ya que atraviesa varias terrazas con piedras sueltas que caen hasta con el roce de la cuerda. El grado nos pareció más duro que lo que ponía en la reseña. La anécdota del día fue el paso de hombros que nos marcamos para la entrada del 7º largo (el croquis que copiamos solo decía 6a+).

Para finalizar, el viernes paseo con los esquíscon Ana hasta los ibones de los Arnales. La intención era subir al Fenías, pero la montaña estaba muy cargada de nieve de la noche anterior. Por lo que decidimos ir por donde más seguro nos parecía. Al rato, vimos caer aludes bastante grandes por el camino de subida al Fenías.